BLOG
El miedo al miedo
¿Puede haber algo más paralizante que el miedo?
En realidad, el miedo es adaptativo. Cuando los psicólogos decimos esto, queremos decir que, igual que tenemos ojos o pulgares porque nos han servido para sobrevivir en la naturaleza, el hecho de tener miedo nos ha permitido evitar potenciales peligros para nuestra integridad. El miedo activa nuestro sistema de lucha/huida, salvo en aquellas situaciones en las que permanecer quieto pueda ser más efectivo (por ejemplo ante ciertos tipos de depredadores. De ahí que muchas mujeres no opongan resistencia activa al sufrir una agresión sexual, simplemente su organismo está intentando sobrevivir).
Respondiendo a la pregunta de más arriba; NO. El miedo no tiene por que ser paralizante.
La mente y los miedos
Me recuerdo durante toda la infancia jugando a fútbol. Jugaba en el equipo del pueblo, jugaba con mis amigos los fines de semana, de más pequeño iba al parque con mi padre y mi hermano a jugar. Había algo que no me gustaba nada del fútbol, tirar un penalti y fallarlo. La sensación de vergüenza, de fracaso, de hacer perder a mi equipo. De igual manera, a nadie le gusta sentirse rechazado tras declararse al “crush”, romper el hielo estando rodeado de personas que no conoces. Para más complicación, nuestra mente es capaz de crear escenarios donde fallamos una y mil veces antes de haberlo intentado.
Y, entonces, llega un momento en el que no solo dejamos de intentarlo, sino que nos las apañamos para que las oportunidades de intentarlo no tengan espacio para ocurrir. Porque mientras puedan ocurrir, nuestra mente nos seguirá bombardeando con fracasos anticipados.
¿Qué es realmente paralizante?
El miedo al miedo. El miedo a fallar, a hacerlo mal, a hacer el ridículo, a no cumplir, a decepcionar, a no dar la talla. Yo dejé de tirar penaltis, todo el mundo lo sabía. Mira que me gustaba marcar goles. Pero prefería evitar el fallo antes que afrontar el logro. Por eso hay gente que deja de conocer gente nueva, para no hacer el ridículo. Hay gente que no busca el amor, porque prefiere huir del rechazo. Algunas personas quieren reconciliarse con un familiar, pero les asusta que no les perdonen.
¿A quién vas a escuchar?
Tengo malas noticias, tu mente no se va a callar. Porque es muy responsable. Porque siempre ve el peligro y siempre intenta avisarnos. Dicho esto, puedes seguir haciéndole caso o empezar a arriesgarte, aunque eso suponga fracasar, ¡o ganar¡

Diego Remón
Psicólogo General Sanitario
Neuropsicólogo
Colegiado: CL04988
psico.diego.r@gmail.com
@dr.psicologia
Deja una respuesta