¿Cómo educan las figuras de Apego? Parte 1

Ya hemos hablado en los anteriores post de qué es el apego y que tipos de apego existen. Me encuentro en consulta que muchas veces es difícil entender que aquellas cosas que ocurrieron (o dejaron de ocurrir) siendo pequeños, puedan estar relacionadas con problemas actuales. Vamos a ver algunos ejemplos de como el apego influye en nuestros patrones de comportamiento.

MENTALIZACIÓN: EXPERIMENTACIÓN, EXPRESIÓN Y ACEPTACIÓN DEL AFECTO

Seamos espejos

Imagina un espejo. Imagina que te pones delante de dicho espejo. ¿Qué es lo que ves? Ahí estás tu, tus rasgos, tus atributos. Los niños, al nacer, no se ponen delante del espejo. Lo más parecido a un espejo que pueden tener son los adultos que nos ponemos frente a ellos. Los niños sufren cambios en su sistema nervioso central (SNC) en su cuerpo y en sus estados de ánimo. La mayoría de adultos tienden a sintonizar con las expresiones de los bebés. Actúan de espejo.

Para ello, los adultos deben de tener la suficiente estabilidad mental como para poder hacer este ejercicio. Cuando el niño sonríe, los adultos sonríen de vuelta. También mandan mensajes verbales; “! pero que contenta está mi niña ¡”. Cuando los niños lloran, los padres acuden a la llamada para atender las necesidades, el lenguaje verbal y no verbal también se acomoda.

La sintonía emocional de las figuras de apego

Diversos estudios muestran como la depresión materna durante etapas tempranas del desarrollo del niño tiene consecuencias sobre la adaptación y la aparición de problemas del estado de ánimo en estos (Cummings y Kouros ,2000). El problema de estas madres es que están lidiando con sus propias dificultades y por eso no son capaces de sensibilizarse con el estado de sus bebés. Un ejemplo ilustrativo de esto es el “Still Face Experiment” (experimento de cara de inmóvil, en castellano).

Por lo tanto, si los adultos son capaces de imitar y señalar los estados del niño, conforme este crezca, irá integrando ese lenguaje verbal y no verbal para ponerle nombre a sus emociones e identificarlas en el cuerpo. Llegado cierto momento, el niño será capaz de expresar como se siente, porque reconocerá las señales y también identificará los acontecimientos que provocan dichas emociones.

Selección natural en casa

Los hogares modelan el comportamiento, impidiendo parte o la totalidad de expresión de emociones. Uno o ambos progenitores pueden sentirse incómodos con la expresión de la tristeza y llanto (por que probablemente en su casa no estuviera permitida). Un niño que se cría en este entorno aprende que las expresiones de ese rango emocional son silenciadas, castigadas o reprimidas de formas más o menos directa. La capacidad de adaptación de los pequeños es tan grande que, en última instancia, aprenden a reprimir dichas emociones. En el video a continuación vemos como los niños necesitan pocos ensayos para aprender a evitar conflictos con adultos.

Si no lo conozco, no lo disfruto

Todo lo anterior se aplica también a la recepción de afecto. El contacto físico es fundamental para el desarrollo. La estimulación táctil temprana crea patrones de conexión y provoca que las sensaciones de recibir cariño físico se integren en nuestros sistemas sensoriomotores. La sensación de ser tocado, besado, abrazado, querido, se habitúa. Cuando esto no ocurre de pequeños, podemos llegar a convertirnos en adultos que no aprecian o disfrutan determinados tipos de contacto físico. No es que no seamos capaces de disfrutarlos, es que son sensaciones a las que no estamos acostumbrados, que no conocemos y que por tanto, sentimos como intimidatorias.  

Esto se relaciona con algo que veremos en el siguiente, ser mirado… To be continued

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